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La Ang-1 está formada por plaquetas y pericitos. Activa los receptores de la Tie2 en las células endoteliales para mantener la estabilidad vascular.
Las uniones celulares herméticas evitan fugas vasculares en la barrera hematorretiniana.
La señalización Ang-1-Tie2 ejerce una regulación negativa en el VEGFR-2 e impide la neovascularización.
A medida que las células perivasculares envuelven los vasos, inhiben la proliferación endotelial y reducen aún más las fugas vasculares.
La señalización constitutiva Ang-1-Tie2 es fundamental para mantener el estado no proliferativo, antiinflamatorio y no angiopoyético del vaso sanguíneo sano.
En los vasos sanguíneos sanos, los leucocitos fluyen a través del torrente sanguíneo, pero no se adhieren a las paredes de los vasos ni migran a la matriz extracelular.
La Ang-2 alta interrumpe de forma competitiva la activación Ang-1-Tie2.
El impedimento de señalización de Tie2 por parte de la Ang-2 causa una ruptura de las uniones herméticas endoteliales y una expresión de VEGFR-2 aumentada, que amplifica la respuesta vascular al VEGF-A.
Los pericitos se desprenden y desestabilizan aún más los vasos, que los preparan para iniciar la neovascularización, y agrava las fugas.
La unión de Ang-2 a Tie2 da como resultado una mayor expresión del VEGFR-2, lo que lleva a una mayor sensibilidad al VEGF-A que, a su vez, potencia la neovascularización.
Tanto VEGF-A como Ang-2 juegan un papel crítico en el desarrollo de enfermedades retinianas.
La unión de Ang-2 a Tie2 posibilita la expresión de moléculas de adhesión que permiten a los leucocitos adherirse a las paredes de los vasos y migrar al tejido circundante a través de las brechas celulares ampliadas.
*Es posible que los elementos de las imágenes no se muestren a escala.